martes, 3 de marzo de 2015

Santo Tomás: relación entre fe y razón

Tomas de Aquino pone se centra en la parte más científica de la filosofía. La filosofía es la ciencia primera. Aunque la filosofía no proporciona la salvación, el filósofo creyente no utiliza directamente su fe para hacer filosofía.

Tomás de Aquino distinguió entre dos ordenes:
En primer lugar, el orden de la naturaleza. Dentro de este se sitúa el ser humano con unas características específicas (racionalidad).
En segundo lugar, el orden de la gracia. El ser humano es elevado a la categoría de hijo de Dios.

El orden de la naturaleza está subordinado al de la gracia, pero es autónomo.

Para Tomás de Aquino la filosofía es un ejercicio del entendimiento del orden natural. El entendimiento no recibe una iluminación sobrenatural de de Dios. La filosofía puede ser autónoma, siempre que se conceda al intelecto una realidad y una función de mayor envergadura a la concedida por Agustín de Hipona.
El intelecto agente es una luz participada de Dios. No necesariamente se debe una luz sobrenatural. 
La capacidad de la inteligencia posibilita el acceso a Dios tanto en el orden de la fe como en el orden natural. De este modo la filosofía no dependería de la fe únicamente.

La verdad de la fe es superior a la de la razón, pero entre ellas no puede haber contradicción, independientemente de que la verdad de la fe exceda la capacidad de la razón humana. Según Tomás de Aquino hay dos tipos de verdades de fe:
Las que se sitúan por encima de la razón. Inalcanzables para el entendimiento humano, por tanto, no pueden demostrarse. De ahí que se llamen misterios de fe, la razón no puede asegurar que sean verdaderos, pero si puede demostrar que no son absurdos.
Las que se sitúan al alcance de la razón. En este caso la razón da pie a que puedan ser comprendidas por la filosofía.

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