Estados alternativos:
-Sueño
-Hipnosis
Para
hablar de los estados alternativos/alternados de la conciencia, lo primero que
debemos hacer es definir este último término.
No cabe duda de que la conciencia es un proceso activo. “Darnos cuenta
de nosotros mismos y del mundo que nos rodea “(Papalia y Wendkos‐Olds, 1996). “El
conocimiento que tenemos de nosotros mismos y de nuestro entorno” (Myers,
2005). Tanto la “conciencia” como la “consciencia” se asocian a la experiencia
subjetiva del conocimiento de sí mismo y de la realidad. Son términos que
muchas veces se usan indistintamente aunque no signifiquen exactamente lo
mismo, en este caso no haremos una excepción dado que nuestro verdadero objeto
de reflexión son sus estados alternativos o alterados. La conciencia tiene un
carácter marcadamente intencional que sus alteraciones no tienen.
El estado
normal de la conciencia es la vigilia la cual, como ya he indicado, presenta
variaciones subjetivas de un individuo a otro. Diferencias en cuanto a sensaciones, percepciones, recuerdos y
pensamientos,… Por su parte, la conciencia onírica hace referencia al momento
del sueño. El sueño forma parte de los estados
alternativos de la conciencia, es decir, aquellos diferentes al estado
normal de vigilia, que aparecen de forma espontánea. Otro ejemplo de estado alternativo es el
proceso delirar por una fiebre muy alta.
Los seres
humanos también atravesamos otros procesos que se conocen como estados alterados de la conciencia, los
cuales ya no son espontáneos, sino que han de ser provocados deliberadamente. Por
ejemplo, la meditación, la hipnosis o los relacionados con el consumo de drogas.
Todos
estos estados alternativos/ alterados, tienen unas características comunes que,
a continuación explicaré brevemente para que todos podamos comprender lo que
implican para la mente humana:
§ Alteraciones
del pensamiento: Ya dije que la conciencia es subjetiva, con lo que la
alteración de la misma también lo es. Atravesando diferentes grados de
concentración, atención, memoria y capacidad de juicio, problemas para
distinguir la realidad, etc.
§ Pérdida de
control: En el caso del sueño, todos hemos luchado con no caer rendidos para no
perder el control. Y en el caso de la hipnosis, la pérdida de control se hace
evidente pues la persona hipnotizada asemeja un autómata que no es dueño de sus
actos.
§ Alteraciones
perceptivas: Centrándonos en los estados que nos ocupan (sueño e hipnosis), las
alteraciones perceptivas pueden ser de toda índole: visiones, voces, reencuentros con personas fallecidas,
percepción más lenta y pesada de lo habitual o por el contrario más rápida y
clarificadora….
§ Cambios en
la imagen corporal: Los estados alternativos/alterados pueden hacernos sentir
incluso fuera de nuestro propio cuerpo; así como provocarnos sensaciones de
pesadez, ligereza, encogimiento, crecimiento,
etc.
§ Cambios en
la expresión de las emociones: Posiblemente podamos expresar abiertamente
emociones encerradas bajo un estado de hipnosis o sueño, recordemos que nuestra
conciencia o consciencia no se hallará en un estado normal.
Según
mi punto de vista, los estados que vengo describiendo son un valioso mecanismo
para el conocimiento del yo. Descartes identifica la conciencia con el yo, es
decir con la realidad sustancial del individuo, y, a mi parecer el estudio de
los estados alternativos y alterados de la misma nos permite acceder a la vida
emocional, cognitiva, sexual y afectiva que se halla “escondida” o amparada por
debajo del umbral de su consciencia.
Los
más aventurados apuntan que la travesía por ciertos estados alterados “provoca accesos súbitos a profundas comprensiones de
uno mismo y de su dinámica psíquica, así como de su particular encaje en el
mundo como totalidad armónica”. Quizás ello suponga otorgar demasiada responsabilidad
a estos procesos no intencionales, dado que, aunque el soñador, el intoxicado o
el hipnotizado suelen atravesar un momento de revelación de la verdad, pero generalmente
ese conocimiento desaparece cuando retornan a la vigilia normal. Pero de lo que
no me cabe duda es que son estados indispensables para la mente y que nos
ayudan a conocerla un poco mejor en su vertiente subjetiva y vivencial,
inherente a la condición humana.